No es mi caso, no tuve propósitos, ha pasado un mes y todo pasó, volvimos a lo que llaman normalidad que más bien es una serie de rutinas que parecen no acabar.
Así son los días.
Tengo dos casas, tal vez tres, no sé, pero por ahora estoy seguro de que al menos son dos. Todos los días me levanto contra mis deseos de seguir abrazando una almohada sucia, no todos los días el mismo impulso me hace dejarla, en ocasiones es un mero arrastre que viene de la mano con la culpabilidad y la amenaza de una mala nota, en otras ocasiones es un deseo de caminar, de llegar, hablar, de ser contradicho, de escuchar de algo a lo que no le tomaba atención, pero por último la más indeseable, el despertar y sentir nada.
A veces suelo caminar, ver o simplemente pensar. A veces desearía que esos pensamientos fueran de alguna ayuda, que fueran singulares o que elevaran algo, la realidad es que no, muchos son sobre temas de ciencias sociales que no salen de la cabeza, otros sobre el culo de hombres que veo de cerca, y otros tan caseros que no tienen caso mencionar.
No siempre fue así y estoy muy seguro que no siempre lo será, cuestión de algunas semanas, mientras, se le puede sacar provecho.
3 comentarios:
Interesante lo que escribes... a mí también me gusta caminar y pensar... pero sí, esos pensamientos sin hechos de nada sirve!
Saludos!
yo tambien ando mirando hombres al caminar, supongo que es normal =)
sonríe =)
Ya hace mucho de esto ¿Sigues dando vueltas?
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